El 13 de mayo de 1942 quedó marcado como un día trascendental en la historia marítima de México, con el dramático incidente que involucró al barco petrolero mexicano Potrero del Llano. Este evento, aunque menos conocido que otros episodios de la Segunda Guerra Mundial, tuvo importantes implicaciones para México y su papel en el conflicto global.
El Potrero del Llano, un barco petrolero propiedad de México, navegaba cerca de las costas de Florida cuando fue atacado por un submarino alemán, el U-564. El submarino lanzó torpedos contra el Potrero del Llano, causando graves daños y provocando un incendio a bordo. La tripulación mexicana luchó valientemente para controlar el fuego y salvar el barco, pero finalmente se vieron obligados a abandonarlo antes de que fuera consumido por las llamas.
Este incidente tuvo importantes repercusiones políticas y diplomáticas. México, que en ese momento se mantenía neutral en la guerra, vio cómo uno de sus buques mercantes era atacado por una potencia beligerante. El gobierno mexicano protestó enérgicamente ante el gobierno alemán, exigiendo una explicación y una compensación por los daños causados al Potrero del Llano y a su tripulación.
El ataque al Potrero del Llano también despertó un sentido de solidaridad internacional hacia México. Varios países expresaron su apoyo y simpatía hacia México, condenando el ataque y ofreciendo ayuda humanitaria y económica para reparar los daños causados por el incidente.
Aunque el Potrero del Llano fue perdido en el ataque, el incidente sirvió para fortalecer la determinación de México de preservar su neutralidad en medio de un conflicto mundial. Además, destacó la importancia de proteger los intereses marítimos y la seguridad de los buques mercantes mexicanos en aguas internacionales.
El 13 de mayo de 1942, el ataque al Potrero del Llano recordó al mundo la vulnerabilidad de los países neutrales durante tiempos de guerra y la importancia de la cooperación internacional para preservar la paz y la seguridad en los mares.