En el ritual de la temporada de todos santos o días de muertos, en el Valle Texmelucan se tiene la costumbre y creencia, que este primero de noviembre se reciben las almas de los niños, los pequeños que no son adolescentes, tampoco son los prematuros ni los limbitos, son los niños, los angelitos, quienes conservaron su pureza, pero también el credo católico en base al martirologio romano, celebra a todos los santos, que son todos los bautizados, tanto los mártires de los primeros tiempos y que no se sabe su historia personal hasta los que han sido canonizados.
Ambas tradiciones están estrechamente relacionadas con el ciclo agrícola, en el mundo prehispánico se ofrendaban los frutos y alimentos obtenidos de la cosecha pasada, sobre todo aquellos preferidos en vida por los difuntos a quienes se les recuerda en el altar.
Y el cristianismo optó desde el año 835 conmemorar a todos los santos el primero de noviembre, después de las cosechas de otoño porque así era más fácil ofertar alimentos y bebidas a los miles de peregrinos que acudían a Roma a esta celebración, temporada de todos santos, fieles difuntos o días de muertos.