LAS APOSICIONES

 

Las aposiciones.


En nuestro idioma, así como en otros, existen unas construcciones sintácticas llamadas aposiciones. Eso permite que, en una oración, dos elementos gramaticales estén unido de una manera no convencional y los escritores las utilizan para dar mayor fuerza expresiva a sus palabras. En ellas, no existe un conector evidente.


 ¿Qué te parece, por ejemplo, la siguiente oración: “El Libertador Bolívar nació en Caracas, capital de Venezuela”?

Aquí tenemos dos ejemplos de aposiciones: “Bolívar”, al que le añadimos el adjetivo

“El Libertador” y así especificar de quién se habla; y por otro lado “capital de Venezuela”, que tras una coma viene a añadir información sobre el nombre de la ciudad.

Esta oración la podemos sustituir por otra que diga: “Simón Bolívar nació en Caracas, Venezuela.” Seguramente, así sonaría muy simple.


Una aposición casi puede formar una palabra compuesta uniendo dos sustantivos. Por ejemplo: niño prodigio, hombre orquesta, papel moneda. Siguiendo la misma línea, existen aposiciones unimembres o especificativas, en las que no se produce una pausa representada por una coma. Veamos algunos ejemplos:

  1. Dos sustantivos comunes, uno de los cuales presenta un significado figurado o valorativo, por ejemplo: “¿Te viste con ese abogado ladrón?” o “El rey profeta liberará a su pueblo”.
  2. Un sustantivo común y luego un nombre propio y que cumple un rol especificativo evidente, por ejemplo: “El río Sena fluye en medio de París” o “El profesor Santos murió contagiado”.

  3. Un nombre propio y luego un sustantivo común, en el que suele darse la e, siempre en tercera persona. Por ejemplo: “En México ciudad capital viven nueve millones de personas”.

En el idioma también se puede yuxtaponer un adjetivo sustantivado a un sustantivo propio. Ejemplos: Felipe el Hermoso y Juana la Loca.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *