Una de las canciones más emblemáticas de la picaresca mexicana se la debemos a Chava Flores, quien en su canción “Tomando té” dice lo siguiente:
No quiero tomar café
Porque el café quita el sueño
Lo que quiero es tomar te
Pues tomando te me duermo
La primera vez que te tome
¡Ay! Que cosas disfrute
Que desde entonces quiero estar
Tomando te, tomando te
La forma en cómo la canta o interpreta, da origen a la confusión o el doble sentido en las oraciones, a lo que en términos mexicanos y de otros países hispanoamericanos le decimos el albur. Sin embargo, es necesario señalar que existe la tilde diacrítica, es decir, aquella que nos sirve para diferenciar cuándo se acentúan los monosílabos o las expresiones interrogativas o exclamativas más frecuentes en el español. En esta entrega hablaremos de los primeros ocho monosílabos.
Los 8 monosílabos afectados con la tilde de diacrítica son a saber: mí, tú, él, sí, qué, dé, sí y más. Veamos algunos ejemplos por lo que se refiere a cada uno de ellos.
Se acentúa mí cuando utilizamos como una preposición. Por ejemplo, este coche es para mí. Va sin tilde cuando lo utilizamos como un pronombre posesivo. Mi coche es rojo.
Por su parte acentuamos el tú cuando lo utilizamos como pronombre. Veamos: tú eres mi amigo. Sin embargo, cuando es posesivo decimos expresiones como la siguiente: tu regalo fue el más bonito.
Acentuamos el pronombre él cuándo lo utilizamos en la tercera persona del singular. La siguiente oración es un caso: él es el jefe. Sin embargo, cuando lo utilizamos como artículo no lleva acento. De esta forma decimos: el peso se revaluó.
Colocamos la tilde diacrítica en el sí cuando ante una pregunta respondemos de manera afirmativa. Veamos lo siguiente: ¿Quieres casarte conmigo? Sí, quiero. También con cuando lo utilizamos como pronombre: el jugador dio más de sí. Cuando lo utilizamos de forma condicional no va acentuado. Así, decimos: “si toma, no maneje”.
Utilizamos el té acentuado cuando utilizamos como sustantivo. De esta forma decimos: yo tomo el té con anís. También se puede acentuar el plural. Veamos: quiero probar todos los tés. No lleva acento cuando lo utilizamos como pronombre. Veamos: te quiero.
Cuando lo utilizamos como verbo acetuamos el monosílabo de. En este ejemplo decimos:
quiero que el maestro me dé una lección. Sin embargo, no lo acentuamos cuando lo utilizamos en sentido posesivo: Esta casa es de Javier.
En el caso de la palabra más, siempre la acentuaremos cuando la utilicemos como el equivalente del “pero…” Le rogué que pasara a la casa más (pero) él se negó. O bien cuando se utilice como adverbio de cantidad: Más vale pájaro en mano que cien volando.
Acentuamos el monosílabo sé cuando se utiliza como verbo o como el imperativo del verbo ser. En estas oraciones lo ilustramos: Sé lo que pasó. No te desanimes, sé fuerte. El lector seguramente se acuerde de esa hermosa canción que el compositor Álvaro Carrillo le hizo a su esposa en una noche cuando estaba ingiriendo wishky y que se llama “Sabor a mí”.